miércoles, 8 de abril de 2009

COMO HACER POLITICA… DIFERENTE

El reclamo social de renovación de actores, de agotamiento del modelo clientelar, de participación de la juventud, de integración de valores morales a la gestión gubernamental, etc. se ve trunca por diversas situaciones.
La primera censura que se sufre es la descalificación de la falta de experiencia. Que ignorancia es acusar en este sentido, que se quiere políticos nuevos, o políticos con tradicionales prácticas, además la única forma de adquirir experiencia… es haciendo.
Por otro lado, “los nuevos” viven en su carrera política, una frustrante disyuntiva. Trabajar realmente por los valores y prácticas que quieren imprimir a su trabajo, lo que los sucumbe al anonimato y soledad; o adecuarse a estructuras partidarias colmadas de un pasado que hace caer aquellos valores y prácticas que queríamos incorporar a la vida institucional.
Los que eligen el primer camino son señalados como sectarios, “prístinos y puros”, carentes de capacidad de trabajar en equipos, limitados para asociarse y faltos de vocación de poder. Y si eligen el segundo camino, serán los nuevos funcionales al poder de turno, que habrán sido cooptados, y darán origen al son todos iguales.
Que es lo que como sociedad estamos necesitando. ¿Queremos que las cosas cambien? Si. ¿Queremos que no nos estafen más? Si. ¿Queremos renovación política? Si.
Sin embargo los medios exigen y critican a las fuerzas opositoras respecto de su unión. Así se logro que un ex menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista se alíe con un neo peronista importado y con un empresario del poder de turno, devenido en poder de turno. Se golpea a la CC por no lograr un gran acuerdo bonaerense. Y yo me pregunto quien es el que nos hace creer que así debemos operar para poder ganar y llevar nuestro proyecto al poder.
La respuesta es simple, miremos los últimos años de democracia, quien ejerció el poder, y podremos ver quien es el que mete en la conciencia social esa necesidad de pseudo asociación sin nexos para gobernar.
La estrategia gatopardista del PJ nos deja encerrados en una espiral ridícula que se repite indefinidamente. Hoy estamos asistiendo a una nueva sucesión del poder justicialista. Y se pretende imponer que esa es la manera de torcer el rumbo siniestro que el kirchnerismo imprimió a la nación. Difícilmente puede ser uno parte del problema y al mismo tiempo parte de la solución.
Trabajar en función del conjunto de la sociedad exige generosidad y renuncias de aquellos que ansían ocupar lugares, lo que no tiene porque ser el correlato de una asociación sin fines ciertos.
La Coalición Cívica es y seguirá siendo una alternativa cierta, una fuerza abierta con capacidad de aglutinamiento. Con estrictos límites que deberán respetarse so pena de caer en inciertos destinos de vaciamiento.
No debemos permitir la perdida del capital del voto ganado. Pueblo que voto honestidad, propuestas, gestión, caras nuevas, racionalidad y un proyecto de nación inclusivo donde nadie sea más que nadie. Donde la justicia social no sea en eslogan falso sino una realidad. Donde el ingreso ciudadano no sea un proyecto de campaña sino plata en el bolsillo familiar. Donde el campo no sea un enemigo sino el motor de una nación en paz. Donde la droga no sea el financiamiento de la política sino el negocio de delincuentes perseguidos. Donde el respeto a las instituciones no sea una quimera. Donde el trabajo sea un derecho y una realidad que nutra sueños de progreso…
La Coalición Cívica es opción. Y seguirá siéndolo, frente a las tradicionales matrices deformes del poder.
Por esos valores trabajamos. Por esos valores trabajo.
¿Ya estamos para un país mejor?
La respuesta también es tuya.

Maximiliano Sampellegrini
29 de marzo de 2009

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