martes, 10 de marzo de 2009

QUE APLAUDIMOS DE LA POLITICA DE “DERECHOS HUMANOS”

Como una verdad absoluta se dispara, hace largo tiempo, desde los medios el éxito de la política de derechos humanos, y muchos, cual ganado, repiten esa consigna. Pero, ¿qué es lo que le reconocemos al gobierno de dicha política? ¿qué son los derechos humanos? ¿cuáles son? Y aún más allá ¿qué es la política de derechos humanos? ¿existe dicha política en la agenda nacional?
Me paré frente a estos interrogantes con ganas que salieran respuestas de mí a borbotones, sin embargo, una vez más, analizando al kirchnerismo me encontré con palabras vacías, huérfanas de contenido.
Me hizo falta, (supongo que gracias al hipnotismo mediático), convocar verdades indubitables que evacuaran mi ceguera. Así indefectiblemente mis preguntas encontraron respuestas en la DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS y en la CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.
Luego de recordar en sus líneas que los derechos civiles y políticos, el derecho a la vida, a un nombre, el debido proceso, las garantías judiciales, a la libertad, a la integridad, los derechos del niño, la protección de la honra y la dignidad, la libertad de culto, el librepensamiento y expresión, la protección de la familia, la igualdad ante la ley, la protección judicial…, son derechos humanos me di cuenta que el gobierno nacional no tiene políticas de derechos humanos. Que tener políticas sobre derechos humanos importa intrínsecamente políticas de estado que garanticen el fin del estado. Fin que no es otro que el progreso y la felicidad del elemento humano del estado. Que la protección de la familia implica seguridad, trabajo, educación, que la igualdad ante la ley implica que los corruptos estén en la justicia sin protección adicional, que los derechos civiles y políticos sugieren que no haya fraude, que la protección de la honra y la dignidad merecen la ausencia absoluta de clientelismo, que la abolición de la esclavitud no permite la dádiva y la captación a través de la billetera oficial, que las garantías judiciales y el debido proceso no puede perjudicar al común de la sociedad, que el derecho a la integridad sugiere la valoración del hombre en si mismo…
Tristemente desperté de una utopía. NO EXISTE EN NUESTRO PAIS POLITICA DE DERECHOS HUMANOS.
Nos estafan. Nos engañan. Nos convencen apelando a una de las páginas más tristes y dolorosas de nuestra historia. El derecho a la identidad también es un derecho humano.
La lucha contra los delitos contra la humanidad cometidos por la última dictadura militar no debe ser interpretada como la política de derechos humanos. Podría ser parte de ella, pero no “la” política. Y es quizás una pieza exitosa de este gobierno. Pero los delitos contra la humanidad no solo los cometió el estado. Y los derechos humanos protegen a la humanidad, no a las organizaciones subversivas, no a los revolucionarios, no a los miembros del estado, no a los poderes de turno, simplemente al hombre. A todos los hombres.
Más que política de derechos humanos parece una ajuste de cuentas, una revancha.
A los represores, asesinos, torturadores, secuestradores, ladrones de identidad todo el peso de la ley… a todos ellos.
Parece un tema muy delicado para utilizarlo políticamente.
A los periodistas que repiten como loros que están de acuerdo con la política de derechos humanos les pido que se contesten las preguntas iniciales. No podemos seguir ciegos, creyendo que los derechos humanos es la lucha contra el terrorismo de estado de la última dictadura. Señores yo soy un hombre con muchos más derechos que eso, y no me cansaré de alzar la voz para exigirlos. Mis derechos humanos los vulnera hoy el poder ejecutivo más ilegitimo de los últimos años. ¿Esa es la exitosa política de derechos humanos?


Maximiliano Sampellegrini
09-03-09

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